Querétaro se ha convertido en una de las regiones vitivinícolas más reconocidas del país, pero detrás del crecimiento del enoturismo hay desafíos legales que frenan la consolidación del sector. Muchos viñedos, especialmente los más antiguos o artesanales, se encuentran en terrenos ejidales, lo que complica la obtención de licencias de funcionamiento bajo la legislación actual. De los aproximadamente 120 viñedos que existen en el estado, una parte importante aún opera sin regularización completa, aunque varios ya están en trámite para formalizar su situación. La falta de propiedad privada impide que los proyectos accedan a permisos necesarios para ofrecer servicios como catas, restaurantes o eventos, lo que limita su potencial económico y turístico.
Ante este panorama, el gobierno estatal, en coordinación con el clúster vitivinícola, creó una nueva figura legal bajo el rubro de “agroindustria”, que permite otorgar licencias incluso en predios ejidales. Esta alternativa jurídica ha comenzado a implementarse con éxito en municipios como Ezequiel Montes, El Marqués y Cadereyta, donde ya se han entregado los primeros permisos bajo esta modalidad. Otros municipios como San Juan del Río y Tequisquiapan están en proceso de incorporarse al esquema, mientras que la capital queretana aún no lo ha adoptado. “Lo importante es que el vino siga fluyendo, pero con reglas claras que beneficien tanto a productores como a consumidores”, señaló Carlos Hale Palacios, Subsecretario de Gobierno. Con esta medida, el estado busca fortalecer la industria vitivinícola sin dejar de lado la legalidad y la certeza jurídica para los emprendedores del campo.